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4 may 2012

Els Quatre Gats


Para entender el espíritu revolucionario de esta encantadora taberna modernista, hay que transportarse al París de finales del siglo XIX.
Pere Romeu trabajaba como animador y camarero en Le Chat Noir parisino, y fascinado por su ambiente bohemio, quiso crear en Barcelona algo parecido, aprovechando el momento de gran creatividad y expresión cultural que allí se desarrollaba.
quatre gats
El propósito de Pere Romeu era fundar un lugar donde además de comer y beber, también se alimentara el espíritu (en palabras de Rusiñol). El local pronto se convirtió en refugio de artistas e intelectuales que acudían allí para arreglar el mundo. Entre ellos se contaban los compositores Albéniz y Granados, y pintores  como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Joaquim Mir y un jovencísimo Pablo Picasso. 
Para dar vida a su proyecto, eligió al arquitecto Puig i Cadafalch, que de nuevo volvía a sorprender con una arquitectura más cercana al gótico europeo que a la actual tendencia modernista, pero sobretodo por lo insólito de mezclar elementos artísticos y refinados con elementos típicos de una taberna tradicional. De nuevo Puig i Cadafalch desafiaba a quienes pensaban que el continente debía encajar con el contenido, como ya hiciera en el Castillo de los Tres Dragones (artículo anterior).
quatre gats
De Els Quatre Gats llaman la atención sus grandes ventanales ojivales con vidrieras policromadas, aunque el interior sea quizá la parte más espectacular. 
El mobiliario y las lámparas circulares de hierro forjado le dan un aire marcadamente medieval, ambos diseñados por Puig i Cadafalch, y costeadas por el pintor Ramon Casas, gran amigo de Pere Romeu. Casas pintó un cuadro en el que aparecen Romeu y él pedaleando en un tándem, se lo regaló a Romeu y éste le destinó una de las paredes más visibles de la cervecería. Actualmente la pintura del interior del local es una reproducción, la obra original se encuentra en el MNAC. 

En este local de ambiente único en Barcelona, donde el propio Romeu se sentaba con los clientes y participaba de las tertulias, se celebraron numerosas exposiciones de pintura, tertulias literarias e incluso espectáculos de marionetas y sombras chinas que atraían al público más efervescente de la ciudad (Casas se encargó de pintar carteles de estilo modernista para anunciar  las obras). Tal era el empuje cultural de Els Quatre Gats, que llegó a editar su propia revista, llamada Pèl & Ploma (Pelo & Pluma).

El mismo Picasso, que ya frecuentaba la cervecería a los diecisiete años, expondría por primera vez en la sala grande dos años más tarde. También pintó el cartel que se convertiría en la portada del menú.
Hoy día no queda nada de aquella época gloriosa, pero Els Quatre Gats sigue siendo un lugar especial, un espacio donde imaginar que formas parte de la historia, una historia que a mí personalmente me habría encantado vivir. 
Qué suerte que aún queden sitios así en Barcelona. Y más suerte aún es poder disfrutarlo tomando un café o cenando a un precio razonable.
Espero que les haya gustado la visita, nos vemos en Barcelona modernista
Saludos,
Lorena Pallás

Fotos: Jorcarma

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